Hace pocos días, el padre de un niño de 7 años ha compartido a través de las Redes Sociales un examen que su hijo había suspendido en el colegio. La publicación tardó muy poco tiempo en hacerse viral y ha sido comentada y compartida por miles de personas a través de sus redes sociales. Con él, se reabre un intenso debate sobre la necesidad de un nuevo paradigma educativo.
Por si todavía no conocéis el caso, aquí os dejamos el tweet de la discordia:
Tal y como les ocurre a muchas de las personas que han conocido el tweet en las últimas horas, en La Casa de Marina no salimos de nuestro asombro. Tampoco lo hace el propio padre de la criatura, quien afirma que es el profesor quien no ha entendido bien la respuesta. El debate está servido.
Querido Ignacio, tienes toda la razón. No obstante, debes tener presente que tu hijo forma parte de un sistema educativo obsoleto, carente de valores y en el que salirse del “camino marcado” está mal visto, muy mal visto. Un sistema en el que todavía se sanciona en forma de un enorme y desalentador tachón de color rojo.
Y así es como cortan las alas a los niños, que son, de lejos, mucho más libres que cualquier adulto. Nosotros, que dejamos de volar hace tiempo y fuimos educados para no pensar, para no preguntar de más, para no rebasar nunca los límites establecidos ni cuestionar nada de lo que se nos explicaba, nos concedemos la descarada licencia de censurar la respuesta de un niño. Un niño de 7 años que simplemente ha encontrado otro modo, totalmente válido según creo, de responder a la demanda de su profesor. Y este, al no encontrar la respuesta esperada, ha optado por invalidarla. ¡Tenemos tanto que aprender de ellos!
Deseo con todo mi corazón que este niño vuele alto.
Que crezca sabiendo que nunca existe una sola verdad y ame las cosas que le hacen único. Que encuentre, que también los hay, un profesor que le anime a volver a salirse del redil, a expresarse libremente y a comprender que son nuestras diferencias las que nos hacen especiales.
Estos niños son el futuro. Ojalá sean mejores que nosotros, ojalá vivan sabiéndose diferentes unos de otros y comprendan que es, precisamente en esa diversidad, donde radica la riqueza. Ojalá aprendan a respetarse tanto a sí mismos como a los demás. Ojalá pronto no quede espacio para el bullying, ojalá ningún niño vuelva a ser señalado por ser diferente ni a sufrir por no ser lo que se espera de él. Ojalá los niños de hoy conserven sus alas intactas y, cuando sean adultos, sepan hacerlo mejor de lo que nosotros hemos sabido. Así, cuando crezcan, tendrán las herramientas necesarias para construir un nuevo paradigma educativo que enseñe a sus hijos a amar sus diferencias y, sobre todo, a ser libres.
¡APUESTA POR EL CAMBIO!
En La Casa de Marina apostamos firmemente por la educación y trabajamos para formar parte de ese nuevo paradigma educativo. Educadores, padres y alumnos son elementos clave de una transformación tan urgente como necesaria.
Estamos abiertos a cualquier propuesta que nos acerque a este objetivo. ¿Y tú, quieres formar parte de este gran cambio? ¡Contáctanos!